historia del atlas
En 1916 el fútbol se encontraba en decadencia hasta que en una reunión nació el interés de crear un club de fútbol diferente.
Nos encontrábamos Gabriel Romo, Luis Aguilar, Raúl Romo, Federico Collignon y mi hermano Alfonso en alegre charla en un céntrico café y entre copas, el tópico de nuestra conversación era el fútbol, que en ese tiempo (1916) se encontraba en completa decadencia, pues no existía liga oficial de ninguna fuerza, y ni siquiera había algún equipo organizado, pues hacía ya como tres años se había desbaratado el "Excelsior", el "1910", el "Guadalajara", el "Liceo", el "Atlético Occidental", y únicamente jugaban a puerta cerrada y en familia. Yo nunca había visto jugar al fútbol aquí en mi tierra, pues estaba recién "desempacado" de Inglaterra donde había vivido 12 años y había adquirido el vicio del fútbol con toda la fuerza. Junto con mi hermano Alfonso siempre habíamos resaltado en el fútbol preparatoriano de nuestro colegio, que formaba parte de la Liga de Colegios del Norte de Londres. El colegio se llamaba Saint Aloysius.
En el punto álgido de nuestra conversación, que nos fue subiendo el entusiasmo, pensamos que era muy factible organizar un equipo de "fútbol" entre un grupo de amigos, y como hecho a la medida del deseo, estaban también recién llegados de Inglaterra los famosos hermanos Fernández del Valle, popularmente conocidos como "Los Pericos". Ellos también habían sido "ases" en el Colegio "Saint John's" en las riberas del Támesis. Los hermanos Orendáin, Ernesto, Tomás y Rafael, de igual manera procedían recientemente del Colegio "Ampleforth" del condado de Yorkshire. Federico Collignon, tenía relativamente poco de haber llegado de Berlín, y un año antes había hecho un gran papel en el "Rovers" de la Ciudad de México. Ya con nuestros "gladiadores" nos pusimos a buscarle un nombre a nuestro equipo y un uniforme que sobresaliera de la vulgaridad de los uniformes usados en ese entonces. A mi me tocó en suerte bautizarlo con el nombre de "ATLAS", pues nuestro entusiasmo era tal, que ya nos creíamos el "sostén del mundo". También me precio de haber sido el diseñador de nuestro uniforme, solo que anteriormente nuestro pantalón era azul oscuro. Queríamos también un escudo original, y yo me encargué de ello. Fui con mi amigo y conocido artista Don Carlos Stahl y le di una idea de lo que quería. Ni corto ni perezoso en menos de 20 minutos se me presentó con el escudo de la codiciada "A" blanca en su fondo rojinegro, que no pensamos nunca que se convertiría en el azote de las lides deportivas de Jalisco y en el emblema del Club Social Deportivo mejor organizado de la República Mexicana.
Así pues, el Club Atlas se fundó exclusivamente como club de fútbol y en nuestras primeras actuaciones éramos llaneros con toda la barba. En ese tiempo el fútbol local era muy deficiente y brusco, al mismo tiempo los equipos muy mal organizados, pues los equiperos se uniformaban como "Dios les daba a entender", con pantalones "bombachos" y zapatos de calle.
Vanidad a un lado, podemos decir que nuestro equipo fundador fue el que vino a sentar la verdadera escuela de fútbol, porque la primera vez que vimos jugar a los "players" locales nos pareció que eran sumamente personalistas y driblaban mucho, al mismo tiempo que dejaban el balón para golpear a un contrario. Tampoco tenían nociones de lo que era "chutear" de empeine o "marunguear", solo empeinaban a salto de pelota. Después de haber jugado algunos partidos contra nosotros, los otros equipos se dieron cuenta que, no hacíamos mayores esfuerzos para derrotarlos fácilmente, y vieron que para jugar buen fútbol no era necesario golpear al contrario descaradamente y que se hacia más fácil el avance sobre la meta enemiga a base de verdaderas combinaciones de conjunto, y fue así como empezó a jugarse mejor clase de fútbol en Guadalajara. (...) Por los anteriores datos históricos, expuestos al volar de la pluma se podrá juzgar, siquiera someramente, el BRILLANTISIMO papel que el Club Deportivo Atlas ha desempeñado en el desarrollo de nuestro fútbol en Jalisco y en la República entera, pugnando siempre por su lema.
